martes, 31 de agosto de 2010
The Big Bang Theory
miércoles, 11 de agosto de 2010
“Que Dios nos ayude”
A 20 años del denominado “Fujishock”
El 8 de agosto de 1990 el flamante ministro de economía Juan Carlos Hurtado Miller dejó sin reacción a millones de peruanos al anunciar por TV las medidas económicas destinadas a hacer caja “para salvar a PetroPerú” (empresa estatal de petróleos): significaba en ese momento el aumento de los precios de productos de primera necesidad (pan, gas, leche, azúcar, etc.) en varias veces su precio en intis (moneda peruana en esos momentos vigente), con la novedad de que esta subida general no iba a ser compensada esta vez con el aumento de los salarios; si bien el candidato Fujimori había prometido en la campaña electoral no aplicar medidas económicas radicales de ajuste, la realidad de un país literalmente quebrado (con reservas negativas) y en franco proceso de deterioro económico por una inflación galopante lo obligó ya como presidente a efectuarlas; pese a la gran polarización entre los defensores y críticos de la política de shock (propuesta por Mario Vargas Llosa) en el fondo cada peruano entendido o no en temas económicos sabía que “algo había que hacerse”, lo que explicaría la especie de resignación general ante el anuncio (hubo protestas mínimas) pese a que cada jefe de familia de un momento a otro tuvo que hacer frente a los gastos básicos con mucho menos ingresos; pero… ¿Cómo sobrevivimos?... bueno, por varios motivos, el principal es que el fujishock fue el golpe de muerte para la temible inflación (mucho dinero en monedas y billetes que cada vez puede comprar menos cosas) y por ello fue posible la estabilidad económica que perdura veinte años después; si bien considero que el Perú ha progresado mucho desde entonces, también existe una deuda muy grande con la gente de menores recursos que fue la que mas sufrió con estos ajustes, deuda que debe ser honrada por nuestros gobernantes hasta reducir la pobreza a su mínima expresión (ahora afecta a cerca del 35% de la población). Que no pase nunca más.martes, 3 de agosto de 2010
Mi novia Polly (Along came Polly, 2004), es una exitosa comedia dirigida por John Hamburg, la cual habré visto al menos unas seis o siete veces en el cable el año pasado; Reuben Feffer (Ben Stiller) es un corredor de seguros a quien literalmente no le gusta dejar nada al azar; en plena luna de miel con Lisa (Debra Messing) es traicionado por esta quien tiene relaciones con un buzo francés a quien acaba de conocer; no contenta con esto, Lisa se queda con su aventura en la isla, no dejándole otra alternativa a Reuben de emprender el inmediato regreso; expuesto a la dolorosa compasión de la gente de su entorno, decide rehacer su vida sentimental y se reencuentra en un evento con su ex compañera de carpeta Polly Prince (Jennifer Aniston), entonces talentosa alumna pero que por cosas de la vida está trabajando de camarera cuando ocurre el reencuentro; paralelamente, el bróker recibe el encargo de presentar un informe positivo para el acceso a un seguro de vida de un multimillonario australiano (Bryan Brown), quien no pierde la oportunidad de arriesgar irresponsablemente su vida con la práctica de deportes de riesgo y otras actividades extremas; poco a poco y hasta el desenlace Reuben va aprendiendo a arriesgar y a disfrutar de la vida y el amor sin fijarse en planes ni formalismos; este es el argumento y la principal moraleja de la película, que se dá en medio de situaciones hilarantes (con un humor que algunos incluso podrán catalogar como de mal gusto) y de personajes memorables como el amigo de infancia de Reuben: Sandy Lile (Philip Seymour Hoffman), amigo leal pero ensoberbecido actor que vive del recuerdo de su único film (rodado en su niñez) hasta que el padre de Ben le manda un rollo memorable que lo hace entrar en razón y cambiar de perspectiva. Son varias escenas rescatables, algunas entrañables (cuando Sandy Lile reemplaza a Reuben en la presentación final ante los ejecutivos de la compañía de seguros y logra convencerlos) o la escena en que Polly (nómade y extremadamente inestable) es convencida por el bróker que se quede en la ciudad con él, no para casarse, sino “solo para invitarla a salir durante las próximas semanas”, pero yo me quedo con una: ante el pedido de Lisa de salir a comer después del espectáculo de Sandy Lile, y luego de las palabras hacia este por parte de su padre, Reuben la manda a rodar, la tilda de “perra” o “zorra” (según la traducción respectiva al castellano) y pone fin a su sesudo análisis sobre si es mas o menos riesgoso volver con Lisa o reconquistar a Polly, recordándole que lo dejó por el primero que se le cruzó en el camino… “tendría que ser un idiota para volver contigo”.